Esta semana se difundió el informe denominado “Índice de calidad del crecimiento para los países en desarrollo (“A Quality Growth Index for Developing Countries”), realizado por el Fondo Monetario Internacional y que coloca a la Argentina como el tercer país de mayor calidad de crecimiento entre 2004 y 2011, solo superado por China y por Bulgaria.
De este modo, nuestro país escaló nueve puestos en este ránking, durante el período 2005-2011, respecto del quinquenio anterior, y se ubicó en el podio entre los países que lograron mayor crecimiento inclusivo.
El trabajo tiene como principal aprendizaje la no necesaria correlatividad entre crecimiento económico e inclusión social, en muchos países usualmente ponderados como paradigmas de progreso en la región.
Si repasamos la posición en el ránking de algunas naciones latinoamericanas, vemos que Brasil se ubicó en el puesto 11, mientras que más atrás están Perú (13), Chile (15), México (18) y Paraguay (38).
El informe toma en cuenta factores importantes para el desarrollo social de los pueblos como son la igualdad de oportunidades, las políticas de protección del empleo y el grado de disminución de la pobreza.
Nada es obra de la casualidad en Argentina, ni surge tampoco por acto de magia. Desde la llegada de esta gestión, el Estado puso todo el esfuerzo en lograr el crecimiento del país, con el foco puesto en la inclusión y en la Justicia social.
Después de décadas marcadas por el deterioro continuo del tejido social en donde el ajuste era moneda corriente, esta gestión recuperó el rol del Estado en la motorización de la economía y en la protección de los sectores más humildes.
En ese rumbo marcharon políticas claves para la inclusión como son la Asignación Universal por Hijo, y la Asignación por Embarazo, que además de la ayuda económica ayudan a reducir el ausentismo escolar y brindan los controles necesarios de salud a sectores históricamente postergados.
En materia de desarrollo social para nuestros jóvenes, se implementó el plan PROGRESAR para acompañar la educación de los estudiantes de 18 a 24 años, para que puedan culminar una carrera o aprender un oficio.
También fue fundamental la inclusión jubilatoria que permitió a más de 3,2 millones de abuelos acceder a su jubilación, y que ahora tiene una segunda etapa, con la nueva moratoria, con el objetivo de lograr la universalización de la cobertura previsional. Cabe destacar también la implementación de la Ley de Movilidad que garantiza dos aumentos anuales en los haberes de nuestros jubilados y pensionados.
Sabemos que tenemos mucho camino por delante, y asignaturas aún pendientes, con la convicción que brinda el recorrido hecho en favor de una sociedad más justa y con más derechos para todos los argentinos.
